Estas habilidades no son innatas, sino que las adquirimos a lo largo de nuestra vida, comenzando a gestarse en la infancia. Las situaciones tempranas a las que se enfrentan los niños involucran sí o sí relacionarse con los demás, en espacios como la familia y la escuela. No obstante, el desarrollo de las habilidades sociales no concluye allí: más adelante, como adolescentes, deberán adaptarse a contextos de mayor abstracción y complejidad, también demandantes en el uso de estrategias para relacionarse con otros y consigo mismos. A continuación, veremos cuáles son estas habilidades y por qué son importantes tanto para el niño como el adolescente desarrollarlas.

¿Qué son las habilidades sociales?

Las habilidades sociales son aquellas conductas que permiten a la persona expresar sus propias opiniones, deseos o actitudes de manera acorde a la situación. Muchos autores coinciden en que el fin último de las habilidades sociales es la resolución de conflictos interpersonales, por lo que hacer ejercicio de ellas es vital para la adaptación al ambiente.

Las destrezas sociales en la infancia

No nacemos sabiendo cómo comunicarnos con los demás para resolver conflictos. Al adquirirse mediante el aprendizaje, la infancia es una etapa crítica para la enseñanza de las habilidades sociales. Eso sí, la manera en la que se desarrollan son distintas, en tanto la significación que hace el niño de las demandas del medio son distintas a las del adolescente o adulto. Muchas destrezas interpersonales son observables en el contexto familiar o previamente al período escolar.

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Fuente: Psicología y Mente